EL SEXO ORAL, UNA DELICIOSA PRÁCTICA SEXUAL

¿Pero nos hemos detenido para preguntarnos a nosotros mismos cuál es el origen de este fabuloso hábito? ¿Quién inventaría una de las fórmulas más infalibles de demostración de deseo hacia una persona? ¿Ya le han entregado el premio nobela ese o esa genio por el grandioso aporte a la humanidad? Está claro que éstas no son de las cosas que nos llegan a la mente en cualquier momento del día, ni cuando hablamos del sexo oral, ni cuando tenemos sexo oral. Algo sí hay que tener en cuenta y  es que no es nada nuevo, ni tan siquiera es una invención de este siglo. Aunque para muchas personas es un terreno totalmente desconocido.

Hey!! ¿Te has parado a pensar si Napoleón, Platón y Gandhi  también eran aficionados al arte del movimiento “lingüístico”? Bueno, mejor seguimos con nuestra historia. Nos hemos quedado en que no es un concepto nuevo. Es un rito de épocas muy antiguas según historiadores sexuales cualificados, tan antiguo que en la Ilíada de Homero ya aparece señalada la mujer de Lebros como “una crack del karaoke”. También nos cuenta la leyenda que su majestad Cleopatra se la jugó, siendo capaz de hacer felaciones a más de cien soldados romanos en una sola noche. Sí que sabía conquistar reino la egipcia… (Después de esto, garganta profunda)

Entonces llegó el siglo xx y aunque no lo creas es tan atractivo y curioso el tema que aún seguimos con las ganas de aprender más sobre este arte. El sexo oral es una práctica sexual con el fin de  estimular los órganos genitales masculinos y femeninos haciendo uso de la boca, labios y lengua. Esta práctica se conoce con el nombre de felación cuando se realiza a los varones  y con el nombre de cunnilingus cuando se practica hacia la mujer, tal y como ya aparece reflejado en uno de los libros más antiguos de la historia llamado el Kama Sutra. ¿Pero te puedes creer que una acción tan humana y saludable como esta práctica sexual llegó a ruborizar a más de uno en nuestra época? Hasta el punto de decir que era una acción dañina o contraproducente para la sociedad. Hay que ver las luces que teníamos…

Bueno, pongámonos en contexto. Con la liberación sexual apoyada totalmente por una cultura hippie, la música y el peace and love, a través del respeto al igualitarismo, se le abriría un nuevo mundo a los jóvenes que buscaban alternativas para darle un poquito de desahogo a sus fantasías provocadas por un bombardeo de hormonas y testosterona en su máxima expresión. Para el año 1972 no nos detendremos solamente en la inauguración de los Juegos Olímpicos en Sapporo (Japón) el 2 de febrero de ese mismo año, ni en la sonda estadounidense mariner 9 que transmitía fotos desde marte. Ni en el 5 de febrero  en la Victoria (España) cuando 3500 trabajadores provocan el cierre de la fábrica de neumáticos michelín. Lo que verdaderamente nos atañe es que en esa misma época se estrenó “Garganta profunda”, la película porno más consumida de la historia, protagonizada por Linda Lovelace. Linda es una mujer frustrada sexualmente que tiene incapacidad para llegar al orgasmo, por lo que decide acudir al doctor Young, un sexólogo que descubre que el problema de la joven es que tiene el clítoris en la garganta. Lo enrevesado de la trama es, sin lugar a dudas, la contribuyente a gran parte de su éxito, lo que lleva a Richard Nixon, el entonces presidente de los Estados Unidos, a censurar este cortometraje. Le preocupaba el repentino interés de los jóvenes por esta deshonrosa práctica. Yo lo único malo que veo de esto, es que hay que depender de otra persona para su práctica.

Lo cierto es que nunca sabremos de dónde viene, ni quién ha sido el primero en atreverse a no sólo tocar sino también a comerse a besos la joya de la corona de venus. Pero algo sí tenemos claro, y es que de ser de este siglo, más que morir por disfrutarlo moriríamos por patentarlo. Es lo que tiene pertenecer a una generación milenial. Así sea la época que sea, seremos seres curiosos porque está en nuestra naturaleza.

Gracias a esta generación ya no estamos obligados, por suerte, a depender de alguien para que nos haga el favor de hacernos sentir el placer de un buen sexo oral.

Seguro que en los últimos años has oído hablar de los succionadores de clítoris y los masturbadores masculinos que simulan una cálida boca humana. Con estos nuevos complementos sexuales se pierde la necesidad de tener que pedirle a alguien (que muchas veces no quiere, no sabe o no te entiende, o simplemente no puede) que te acompañe en el viaje del placer oral. ¿Para qué obligar a tu pareja si cuentas con un mundo de posibilidades? Puede que no haya nada mejor que unos buenos labios, pero si quieres tener total independencia para poder controlar el tiempo, la velocidad y hasta la intensidad, ¡deberías probarlos!

Los succionadores, al igual que los masturbadores masculinos, son complementos sexuales que sin duda se han convertido en los reyes del mercado. Usar uno de estos juguetes sexuales es tan fácil como coser y cantar (lo más seguro es que termines cantando antes “La gran noche” de Rafael antes que dando puntos de costura).

También se debe tener en cuenta que hay más de un modelo de succionador. No todos son de Satisfyer  (aunque es la marca más conocida). Hay otros con la misma calidad y autonomía. Suelen tener forma ergonómica para que se puedan adaptar a tus manos y posturas deseadas. Lo que los hace más divertidos es su diversidad de colores y modelos, cada uno con la posibilidad de cambiar de velocidad e intensidad de succión por medio de ondas sónicas y vibraciones. Funcionan colocándolos alrededor de la zona erógena y encendiéndolo para  que empiece el movimiento al ritmo de la danza del kumbayá. Todo son ventajas en esto de la vida sexual activa.

¡A disfrutar, que la vida son dos días!

—Isac Morillo.